viernes, 23 de diciembre de 2011

CRÍTICA / Arthur Christmas: una apuesta por recuperar los valores de antaño aún a costa de sacrificar los medios de hoy

Fuente: FC

La llegada de las Navidades trae todos los años, a parte de la insalubre manteca de los polvorones y el insoportable falsete de los niñatos que cantan los números agraciados del Sorteo de la Lotería, del orden de tres o cuatro películas de temática navideña. Así dicho produce escalofríos a cualquiera, independientemente de que se odie o no la Navidad, que es otra de esas corrientes psicosomático-sociales inexplicables que de unos años para acá se está poniendo más de moda entre la gente. Odiar la Navidad, por diferentes razones, pero odiarla a rabiar y predicarlo a los cuatro vientos (está de moda). Nosotros no odiamos la Navidad, ni mucho menos. Pero ¿qué es eso de películas de temática navideña? Como si dijéramos películas de la primera guerra mundial...eh, un momento, pero es que eso al menos ha constituido un género: las películas que tratan de las guerras pertenecen al genero bélico. ¿Es que vamos a encontrarnos en breve con el género 'navideño'? ¿Pero la Navidad no es meramente una época del año como para ser constituida en género cinematográfico? ¿Por qué la convertimos en protagonista entonces? ¿Qué es lo próximo en el cine: el género 'primaveral'?


Independientemente de reflexiones baratas de esta tipología, la Navidad de 2011 pasará a la historia cinematográfica por habernos traído el milagro de 'Arthur Christmas'. No es ninguna novedad que las grandes (y no tan grandes) productoras de animación guarden sus pesos pesados para esta época del año en forma de estreno cinematográfico o lanzamiento en DVD (Disney es experta en ello y Dreamworks se ha apuntado un tanto recientemente con 'El gato con botas'), pero en el caso de 'Arthur Christmas' la Navidad no es tan sólo un “accidental” motor del consumo exacerbado que nada tiene que ver con la historia, sino que es parte protagonista y esencial de la película.

Aquí la productora británica Aardam (responsable de títulos como “Wallace & Gromit”) nos presenta la historia de Arthur, el hijo pequeño de una estirpe milenaria ( la de los Papás Noel) que, como cada año, la noche del 24 de diciembre tiene la titánica tarea de hacer llegar un regalo a cada niño y niña del mundo. El último Santa Claus es (ante todo) un hombre a punto de jubilarse, que confía en su ejército de elfos y en su hijo mayor (un freak de los gadgets de tecnología punta, probablemente todos con una manzana mordida en el dorso) la organización de esa única y frenética noche de trabajo, consciente de que en breve le va a tocar dar el relevo a uno de sus dos hijos, para dedicarse en cuerpo y alma a su oronda y entrañable esposa (¿un homenaje velado a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher?).

Las cosas, con este planteamiento bastante sencillo, se complican cuando Papá Noel olvida hacerle llegar su regalo a una niña del norte de Inglaterra y su hijo Arthur, que no está dispuesto a permitirlo, decide emprender viaje hasta ese punto con la ayuda de la elfa Briony y de su abuelo (otro viejo Papá Noel un poco senil), prescindiendo de todo tipo de tecnología y modernidad en pos de recuperar las tradiciones que hacen que a día de hoy (la mayoría de los adultos) sigamos asociando la figura de Santa Claus a valores tales como la inocencia, la ilusión y la generosidad, como cuando éramos niños.

Ésta es una película realizada con las más modernas técnicas de animación pero con un regustillo clásico que nos encanta. Muy recomendable en estas fiestas, no sólo para los niños.


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