¿Quién no recuerda a ese niño que vivía “en un pueblo italiano, al pie de las montañas, en una humilde morada” y que partía a recorrer el mundo en busca de su madre? Ahora, Marco, el personaje creado por el escritor Edmundo de Amicis en su cuento De los Apeninos a los Andes y popularizado por una serie de dibujos animados que marcó la infancia de muchos españoles, vuelve a la vida en la televisión en una nueva producción con actores reales.
La miniserie de tres capítulos, que se estrena hoy a las 22.00 horas en Antena 3, está protagonizada por Ariadna Gil, Mercedes Sampietro, Ernesto Alterio, Álvaro de Luna y el niño Sergi Méndez en el papel de Marco, para quien “esta serie se parece más a la novela original que a los dibujos animados”.
Este no es el primer caso en el que una historia animada se convierte en una serie o película de carne y hueso... o viceversa. Hay decenas de ejemplos, más o menos afortunados, aunque abundan más los segundos: así, producciones animadas de éxito como Las Tortugas Ninja y Los Picapiedra pasaron al cine con más pena que gloria. La segunda, sobre todo, fue una serie aclamada e influyente –la más longeva de la historia hasta la llegada de Los Simpson–, que trataba con ironía temas adultos, nada de lo cual se reflejó en la película estrenada en 1994. La misma (mala) suerte corrió la mítica Heidi, de la que existen diez filmes –uno de ellos, de 1937, protagonizado por Shirley Temple– que hoy han caído en el olvido, mientras que la serie japonesa de animación aún pervive en el recuerdo.
Los principales superhéroes también han oscilado en la televisión entre los dibujos y la imagen real: Superman, Spiderman y Batman tienen versiones en ambos formatos. El hombre murciélago, sobre todo, puede jactarse de haber tenido éxito en todos ellos, tanto con la serie camp que se burló del personaje en los años sesenta como con la producción animada que, a principios de los noventa, llegó a ganar dos premios Emmy.
La mayoría de estos ejemplos prueban que dibujos animados no son sinónimo de menor calidad y que el reto de adaptarlos a imagen real es complicado. Habrá que ver si Marco supera la prueba.
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