martes, 27 de marzo de 2012

Los 1001 cómics imprescindibles

Fuente: ABC.es

Cada uno tiene una forma personal de relacionarse con el cómic, pero es cierto que, a diferencia de lo que ocurre con otras formas de expresión, lo normal es enamorarse del medio o mostrar total indiferencia. Paul Gravett está en el primer caso. Tanto, que lleva desde 1981 inmerso, de una forma u otra, en el mundo del noveno arte. Desde las labores de editor, comisario de exposiciones o escribiendo para periódicos y revistas como The Guardian, Time Out, The Comics Journal, The Daily Telegraph.
De hecho, la pasión por las viñetas se le escapa en cada frase: «Hay una cosa que me gusta mucho de los cómics —comenta—, y es todo lo que me enseñan, no desde el punto de vista cultural, sino de la gente normal, del individuo, de cómo es el ser humano. Después de todo, no estamos muy alejados del hombre de las cavernas, que leía historias a través de los dibujos rupestre».
Ha venido a Madrid a dar una conferencia en el Museo ABC, dentro de los encuentros «UK Cómic» celebrados entre el 16 y el 24 de marzo, y a presentar un libro, «1001 cómics». Se trata de una selección de las obras «que hay que leer antes de morir», y para el que se ha apoyado en un equipo de 67 expertos de diferentes países.

Guía para discriminar

¿Y por qué una cifra que recuerda el popular libro de recetas de Simone Ortega?: «Porque también tenemos "Las mil y una noches”. En la leyenda, Sherezade tiene que contar todas las noches un cuento para salvar su vida. Y esta historia no tiene fin, así que el número representa el infinito. Cien o quinientos cómics hubieran sido pocos. 1.001 también, pero da una idea de ser muchísimos».
Tantos, que la lectura de este voluminoso libro puede crear ansiedad en el buen aficionado, al despertar el deseo de leer todas las obras reseñadas: «Evidentemente, las críticas que aquí aparecen son siempre positivas, y el objetivo es incitar a la lectura. No todos los cómics están disponibles en español, pero al menos puede despertar la curiosidad de indagar por internet. En la red está todo, pero de una forma vasta y desordenada. Esta guía nos ayuda a discriminar».
Cronológicamente, la primera obra seleccionada es «Los amores del señor Vieux Bois», de 1837, del suizo Rodolphe Töpfer. Pero, según Paul Gravett, «siempre se ha utilizado el cómic, ya sea en vidrieras o en ilustraciones para libros. En el fondo se trata de contar una historia con imágenes en lugar de palabras y de una forma secuencial».

Excelente salud
Una forma de narrar que hoy goza de excelente salud: «Exacto. Además, es curioso que un medio tan antiguo, donde nada se mueve, ni hay música, ni efectos especiales, no ha sido borrado de la faz de la tierra por la televisión, la radio, el cine o los videojuegos. Creo que se debe a que es un medio muy sofisticado. Las novelas gráficas son capaces de transmitir ideas y tratar temas complejos de una forma muy eficaz. No solo se trata de imágenes, sino que la escritura es muy importante, y hay que elegir muy bien las palabras. A veces se trata casi de haikus, de pequeñas poesías en bocadillos. En 2012, de todas las expresiones artísticas, la que me sigue sorprendiendo es el cómic».

Las recomendaciones de Gravett
«Maus» (1977), de Art Spiegelman: Narra la historia real del padre del autor, que estuvo recluido en Auschwitz. «Representa un punto de inflexión. En cierto modo se puede ver que “1001 cómics” está dividido casi al cincuenta por ciento entre antes y después de “Maus”. Porque precisamente cuando se escribió este libro, se dio ese salto a una mayor sofisticación. Spiegelman llegaba a reescribir cuarenta veces el mismo bocadillo hasta que quedaba satisfecho».
«Gemma Bovery» (1999), de Posy Simmonds: «No la sugiero porque sea británica, esta novela gráfica trajo a nuestros días la historia de Madame Bovary». Simmonds cuenta con otros dos libros seleccionados por la guía: «Diario de la señora Wieber» y «Tamara Drew».

«Arterios Polyp» (2009), de David Mazzucchelli: «Es sorprendente. Cada personaje está dibujado con un estilo diferente».

«Persépolis» (2000), de Marjane Satrapi: «Es el ejemplo de una obra en la que uno se siente muy cercano al personaje». Cuenta la infancia y adolescencia de la autora, una iraní que fue enviada a un colegio austriaco por su familia para alejarla del fanatismo religioso.

«El fotógrafo» (2006) de Guibert, Lefèvre y Lemercier: «Combina fotogafías con dibujos para narrar una historia en Afganistán. También resulta innovador».

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