El libro 1001 cómics que hay que leer antes de morir (Grijalbo) rinde homenaje al género de la novela gráfica a través de un recorrido histórico desde su nacimiento, a principios de siglo XX, hasta nuestros días, con Tíntín, Marvel y el manga como protagonistas.
A través de 960 páginas, esta publicación, editada por Paul Gravett, ofrece una guía del llamado "noveno arte" desde sus primeros tebeos hasta las últimas obras clave de 2011. En este libro han trabajado 67 expertos de 27 países, por lo que pretende dar una visión global del género, aunque la mayor producción se encuentra en Japón, Estados Unidos y Europa.
Por ello, en esta edición no falta Francisco Ibáñez y su creación Mortadelo y Filemón, ni doce de los títulos publicados por Alan Moore o los once de Jack Kirby, así como El gato Fritz de Robert Crumb o los dibujos de Freak brothers.
Según explica Grevett en el prólogo, la segunda mitad de este libro está dedicada casi en exclusiva a la producción de cómics de los años 90. Esto se debe, por un lado, al impacto provocado por las mujeres creadoras que aparecieron a finales de los 80, encabezadas por Marie Duval.
Además, en palabras del fundador del festival internacional 'Comica', internet ha permitido a los dibujantes expresarse en la red sin necesidad de recurrir a la impresión y distribución de sus creadores, lo que ha contribuido a que crezca el número de lectores.
El cómic ha dejado de ser un género relegado a los niños para ser considerado un fenómeno donde se encuentran los mejores dibujantes y autores en suportes tan diferentes como las historietas, las novelas gráficas, las tiras cómicas y otras formas de creación artística que cada vez atraen a más lectores.
Incluso el Instituto Cervantes ha abierto sus puertas a este género con la exposición Max. Panóptica 1973-2011, una retrospectiva del dibujante Francesc Capdevila, quien se esconde bajo el nombre de Max. La exposición se podrá visitar en el centro de Madrid hasta el próximo 13 de mayo.
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