"Es una historia sencilla, pero no simple", advierte la madre de la criatura, Carla Berrocal (Madrid, 1983). Y eso que en 'El Brujo' hay magia, hay un hombre, Porfirio Pillampel, que puede mutar en cualquier animal que se proponga, volar y matar sin ser descubierto, y también hay una maldición. Todo esto cuenta la primera novela gráfica completa (guión e ilustraciones) de la joven autora, cuyos entresijos creativos se desvelan en Casa de América (Plaza de Cibeles, 2) hasta el 15 de enero.
Pese a ser su debut en el 'género grande' del cómic, Berrocal se ha atrevido a poner en evidencia el proceso de elaboración de su 'opera prima': "Me parecía curioso exponer los originales, y hemos seleccionado 25 para la muestra. También he montado una vitrina con las libretas de bocetos, los libros que he leído y la música que he escuchado durante los cuatro años que me ha costado acabar la obra. Muchas de esas cosas están ahí, por ejemplo, las canciones de Violeta Parra y Víctor Jara", cuenta. Atrás queda su primera experiencia en el mundillo de la historieta, la 'pulp' 'Hire, el terrible vampiro samurái' (2004).
Este ejercicio de 'exhibicionismo' creativo y quizá también pueda considerarse de catarsis, porque para la joven dibujante la inspiración y la obsesión suelen ir de la mano: "Mi madre es chilena y me he criado con las leyendas de su tierra. Después descubrí las historias de los 'brujos de Chiloé' de Humiliana Cárdenas, un clásico de Chile. Y así surgió la chispa con el folclor". Y también con el personaje del hechicero maldito: "Me lo tomé como un juego a nivel narrativo y estético. Cada página es diferente: uso una paleta de color distinta, empleo diferentes técnicas como el collage o la acuarela...", comenta. Un estilo muy suyo que despliega cuando puede dedicarse a su "pasión", la novela gráfica ("o el cómic, o como quieras llamarlo"), aunque es la ilustración la que paga (más o menos) las facturas a fin de mes: "También busco algún mecenas rico y generoso que me quiera patrocinar", bromea.
En el ineludible apartado de influencias y artistas admirados, cita a dibujantes clásicos, como Hugo Pratt (historietista italiano creador del personaje Corto Maltés) o contemporáneos como el argentino Jorge González. Respecto a la cuestión de la autoría, o la idea preponderante en el mundillo del cómic independiente de que el autor de los dibujos también tiene que ser el que controle el argumento, lo tiene bastante claro: "Yo aún no me veo como guionista. En 'El Brujo' la imagen es la que lleva el peso de la historia, pero también considero que eso es una manera de narrar. Sin embargo, no creo que el hecho de que todo lo haga una misma persona implique que resulte mejor." Reconoce que debutar como ella lo ha hecho, como responsable total de su obra, era un poco arriesgado: "Pero es que yo también soy un poco bruta".
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